martes, 18 de junio de 2013

REFLEXIÓN SOBRE LA NECESIDAD DE UNA FILOSOFÍA CIENTÍFICA



Por: Jorge Chacón

¿Qué son la filosofía y la ciencia? es el primer interrogante que se expone al pretender definirlas. Pero antes de poder significar a la filosofía y a la ciencia es necesario comprender lo que pretenden hacer, su trabajo y objeto de estudio, y esto es conocer lo real; entonces surgen las clásicas cuestiones sobre la posibilidad, origen y esencia del conocimiento, los cuales han sido abordados por filósofos clásicos y modernos como Descartes, Bacon y Kant, desarrollando la gnoseología, y actualmente la epistemología en las líneas de la filosofía de la ciencia y las metaciencias, como la metalógica, la metamatemática, etc., cultivada tanto por filósofos cientificistas dentro de la línea del empirismo lógico, el positivismo y el realismo científico, como por científicos. 

Ahora bien, la pregunta se ubica desde la filosofía griega estrictamente por tres razones. Primera: porque el concepto filosofía es un concepto griego (griego: φιλοσοφία; latin: philosophia) porque ninguna sociedad hizo referencia a la filosofía, igual el concepto ciencia (griego: πιστήμη, "episteme"; latin: scientia). Segundo: porque la pregunta planteada es concreta y no abstracta, y este concretar no es propio ni de la sabiduría popular, ni del barbarismo indígena americano, ni del misticismo oriental, sino solo del pensar griego a partir de Pitágoras. Tercero: porque preguntar por el conocimiento es preguntar en griego a la manera que lo hicieron los grandes filósofos antiguos, por ejemplo ¿Qué es la naturaleza?, era la forma clásica del arte de preguntar (¿Qué es…?) desarrollada por los preáticos que cuestionaban lo que era la naturaleza y su arjé (estofa) primera, impulsada por Thales, Anaximandro y Anaxímenes, todos de Mileto, y con Heráclito, Parménides y Zenón de Elea (el padre de la lógica); posteriormente este método basado en la pregunta, que dejarán a un lado el fuerte método de observación de la naturaleza propugnada por el espíritu científico de los preáticos y se sustentará en la subjetividad de la reflexión ensimismado con Sócrates (mayéutica) y posteriormente por su discípulo Platón (dialéctica) y perfeccionada por los peripatéticos dirigidos por Aristóteles. De este modo, surge el conocimiento filosófico como una forma de afrontar problemas de la realidad, y posteriormente, surge la ciencia como otra manera de abordar las cuestiones ya suscitadas por la filosofía en su versión preática, que era más rigurosa y se sustentaba en la observación, contrario a la socrática-platónica que era eminentemente especulativa. 

En esta perspectiva, la ciencia se remonta a la modernidad con los estudios de Francis Bacon, Thomas Hobbes, Galileo Galilei y Copérnico, pero ahora a través de un método rígido, controlado, complejo y apoyado en la observación para a partir de ella esclarecer leyes y su respectiva verificación, lo que conocemos como método inductivo. 

Durante el siglo XX la filosofía deambuló en profundas crisis de legitimación y valides. Los grandes destructores y embaucadores de la filosofía, los que la han llevado a la especulación y el irracionalismo han sido los postmodernos, las escuelas existencialistas, el psicoanálisis, Heidegger, Nietzsche, todos ellos macaneadores profesionales y anticientíficos, puesto despreciaron las ciencias, construyeron sistemas de espalda a ellas y muchas de las veces en contra de los avances de las ciencias experimentales, otros como Heidegger despreciaron la lógica. Actualmente existen líneas de la filosofía que buscan restablecer el espíritu filosófico preático, de Thales, Anaximandro, de Zenón de Elea, de los modernos empiristas, para abordar la filosofía científicamente tal y como propuso Mario Bunge en su libro "La ciencia, su método y su filosofía". Filosofar científicamente es el deber de los filósofos. En este aspecto Jan Lukasiewicz es un gran ejemplo de esta perspectiva filosófica, desarrollando la lógica matemática, la lógica trivalente y polivalente. En un breve ensayo plantea lo siguiente:

Cuando nos acercamos a los grandes sistemas filosóficos de Platón o de Aristóteles, de Descartes o de Spinoza, de Kant o de Hegel, con los criterios de precisión establecidos por la lógica matemática, esos sistemas caen en pedazos como si fueran castillos de naipes. Sus conceptos básicos no están claros, sus tesis más importantes son incomprensibles, sus argumentaciones y demostraciones son inexactas, y las teorías lógicas que con frecuencia subyacen a ellas son prácticamente todas erróneas. La filosofía ha de ser reconstruida desde sus mismos fundamentos; tendría que inspirarse en el método científico y basarse en la nueva lógica. Ningún individuo puede soñar con cumplir él solo esta tarea. Es una labor de generaciones y de intelectos mucho más poderosos que los nacidos hasta ahora. (Jan Lukasiewicz,  p. 21).

¡Eureka! así diría Arquímedes, el gran matemático, físico y filósofo griego, ante tal descubrimiento. Duele reconocerlo, pero Lukasiewicz tiene razón, pero tal descubrimiento desde la lógica no es negativo para la filosofía, este es un saber en continuo cambio y renovación, igual que la ciencia, así mismo Einstein descubrió que la inercia y el espacio infinito defendido por Newton era falso, y se reformuló y renovó la física, de igual manera debe hacer la filosofía ante los avances y descubrimientos de la tecnología y las ciencias experimentales, y esta es la gran revolución de la filosofía, llevarla hacia delante, a la confrontación e interdisciplinariedad con las neurociencias, las ciencias médicas, las ciencias exactas y naturales, para así a partir de ellas poder renovarla, y ayudarla a dejar a sus muertos en el pasado, solo verlos como esos, como historia, y no intentar revivir lo ya caduco como muchos aún siguen realizando.

Referencias

Lukasiewicz, J. Estudios de lógica y filosofía. Chile: Escuela de Filosofía Universidad ARCIS. [en línea] disponible en: http://www.philosophia.cl/biblioteca/lukasiewicz/Lukasiewicz%20-%20Estudios%20de%20L%F3gica%20y%20Filosof%EDa.pdf